San Miguel de Tucumán fue cuna de la Independencia, un día histórico de 1816, la Nación Argentina empezaba a existir cuando se declaró la independencia argentina. Pero Tucumán es una mezcla de historia y naturaleza, con ruinas indígenas milenarias, ciudades del siglo XVI que confirman la presencia de los jesuitas y el esplendor de la Puna junto a la exuberante selva subtropical y las montañas como el Aconquija. La capital tucumana se puede conocer dividiéndola en 4 sectores: El centro histórico de la ciudad, el Parque 9 de Julio, Circuito Grande y Circuito Chico.
Centro histórico de San Miguel de Tucumán
Tucumán nos recibe con sus templos, edificios públicos, museos y sitios de trascendencia histórica, la gran mayoría rodean la plaza Independencia. La casa colonial donde en 1816 se produjo la jura de la Independencia es el lugar culminante de la visita a esta bella ciudad, no se queda atrás la Iglesia de San Francisco que merece una detallada visita.
La plaza Independencia
También nombrada como Plaza de la Libertad es el centro socio-político de la ciudad. Hasta 1857 era una plaza con poca vegetación, luego se transformó en un lugar lleno de vida con una muestra de las distintas especies que conforman la flora regional. Tiene una fuente de bronce y en el centro se ubica la Estatua de la Libertad, construida en 1904 por la talentosa escultora tucumana Lola Mora, por pedido del presidente Julio A. Roca con el objeto de un homenaje por la Declaración de la Independencia.
Rodean a la plaza, la Casa de Gobierno y la Catedral. Es imponente la silueta de la sede del Poder Ejecutivo. El edificio se alza donde antiguamente estaba el Cabildo con un estilo arquitectónico francés y con toques de art nouveau, típico de fines del siglo XIX.
La Catedral
Fue inaugurada en 1856 por Fray Mamerto Esquiú con un célebre sermón, se la considera la más bonita de Argentina. En el frontis de su fachada hay un bajo-relieve, que representa un pasaje de la biblia en donde Moisés descansa en una marcha por el desierto apoyado por el pueblo de Israel. En la vista frontal se ven sus dos torres, coronadas por sendos campanarios y la fachada de estilo neoclásico. En su interior posee una amplia nave central que posee una cúpula sobre el crucero, culminada por un presbiterio en el que se exhibe un gran óleo de la Asunción y en las estrechas naves de los costados hay altares finamente ornamentados. El templo conserva una cruz de madera que corresponde a la primera fundación de la ciudad y tumbas de personajes ilustres como el general Gregorio Aráoz de Lamadrid. Otro lugar histórico importante para visitar es la Iglesia y Convento de San Francisco.
Iglesia y Convento de San Francisco
Este lugar religioso fue declarado Monumento Histórico Nacional y ha sido uno de los actores principales de la historia tucumana. Este templo fue creado por la Compañía de Jesús y cedido a los Franciscanos en 1772, años después que echaron a los jesuitas. El solar de su convento albergó a ilustres huéspedes como San Martín y Belgrano. Esta bella obra fue remodelada en 1879 y 1885. La iglesia tiene 3 naves, una hermosa cúpula con azulejos Pas de Calais construida en 1880 y valiosas reliquias.
La ciudad de las iglesias: Santo Domingo & Nuestra Señora de la Merced
Tucumán es la ciudad de las iglesias, donde sobresalen la Catedral y la Iglesia de San Francisco, ya mencionadas anteriormente, ambos Monumentos Históricos Nacionales. Pero debemos prestar atención a dos templos majestuosos como las iglesias de Santo Domingo y Nuestra Señora de la Merced.
La iglesia y convento de Santo Domingo
Fue inaugurada en 1884 y reemplazó a un humilde y antiguo templo franciscano que había en ese predio. Pertenece a la orden dominica y en su interior sobresale una imagen de Nuestra Señora del Rosario, que fue hecha en Cusco, Perú y traída hasta Tucumán desde Ibatín en 1685. En 1905 se terminó de completar la obra con la fachada actual que es de estilo neo-manierista. La entrada está presidida por una serie de columnas y dos estatuas dedicadas al fray Justo Santa María de Oro y al fray Mamerto Pérez. En su interior hay tres amplias naves coronadas por tragaluces y vitrales que otorgan a todo el conjunto una luminosidad tenue y sobrecogedora. No se puede dejar de ver sobre el pórtico de entrada el magnífico órgano del templo, que está enfrentado al altar. Debido a su excepcional acústica y su importante tamaño es sede de grandes conciertos de música religiosa.
La iglesia Nuestra Señora de la Merced
Por otra parte, hay que ir a descubrir la iglesia Nuestra Señora de la Merced construida en 1950. Se destacan su influencia castrense por la relación que existía entre el General Manuel Belgrano y el Ejército del Norte, que vencieron a las tropas realistas que venían del Alto Perú en el Día de la Virgen, patrona del templo. Su interior es austero, cobija 60 vitrales muy bonitos y se conserva el camarín de la Virgen, también declarado Monumento Histórico Nacional. Sobre el ala derecha de la nave central de la iglesia de la Merced hay un mural de marcado estilo realista que viene a representar la batalla de Tucumán. En el centro de la escena del mural se lo ve al general Manuel Belgrano ofreciendo su bastón de mando a la Virgen y sobre la izquierda de dicho mural está representado el Ejército del Norte que combatió en la Ciudadela, en las cercanías de lo que hoy es el centro de la ciudad, el 24 de septiembre de 1812. Y sobre su ala izquierda hay otro mural que rememora la batalla de Salta.
La Peatonal Muñecas
Una calle al oeste de la plaza Independencia se encuentra la calle peatonal Muñecas, es uno de los paseos comerciales más importantes de la ciudad. Se extiende por más 4 calles y concentra restaurants, bares, tiendas y comercios. En la noche brilla por su elegancia la peatonal Muñecas. Otro dato importante es que atrás del edificio del Museo Folklórico en la calle 24 de septiembre 565 funciona un mercado de artesanos, donde se ofrecen productos y obras autóctonas.
Casa de Tucumán: La Casa de la Independencia
En 1816, doña Francisca Bazán de Laguna cedió su hogar para que sesionara el congreso que declaró la Independencia argentina. Tiempo después, esa casa que fue la sede juzgados y correos, la demolieron en 1902. La reconstrucción fue ejecutada en 1943 por el arquitecto Mario Buschiazzo que excavó hasta llegar a los antiguos cimientos, permitiendo hoy en día que se pueda admirar un monumento que forma parte de la historia del país.
El frente es propio de una típica residencia virreinal del sigo XVIII, con dos columnas salomónicas flanqueando la entrada. Las habitaciones que rodean el primer patio, hoy museo, eran destinadas a la familia. En el segundo patio se encontraban el almacén y el sector de los esclavos. En el tercer patio se exhiben dos bajorrelieves de bronce, creación de Lola Mora en 1904 para el templete del salón de la Jura, encargados por el presidente Julio A. Roca. El salón de la jura es el testimonio histórico más importante de la casa y conserva la estructura original de fines del siglo XVIII, se exhiben 28 retratos de los congresales que participaron en las sesiones. En las salas de la cas se conservan diferentes muebles históricos, como sillas y arcones que pertenecieron a Manuel Belgrano.
En el museo se exhibe obras de arte sacro y retratos de familias tradicionales tucumanas, así como una formidable colección de platería alto-peruana que data de los siglos XVII y SXVIII.
Parque 9 de Julio
Se trata de un espacio verde de unas 100 hectáreas, cuya traza fue hecha por el francés Carlos Thays e inaugurado en 1916, los tucumanos pasean a orillas del lago San Miguel entre jardines y estatuas, asisten a eventos deportivos y visitan los edificios señoriales de avenida Sarmiento. Se destacan como puntos de interés cerca del parque: La Casa del obispo Colombres, el Lago San Miguel, el Autódromo y los edificios de la Avenida Sarmiento.
Circuito Chico
Al este de San Miguel de Tucumán, la sierra de San Javier es un pulmón verde poblado de casas de veraneo y extensos jardines, como los de Villa Nougues, la preferida de las familias tradicionales en el siglo XIX. Sobresale también el museo paleontológico Miguel Lillo y el ingenio azucarero San Pablo. Este recorrido comienza en el museo de la Fundación Miguel Lillo, ubicado al oeste de la capital tucumana. Este centro científico se especializa en la investigación de la flora, fauna y geografía de la región.
Sierra de San Javier
Otro gran atractivo es la Sierra de San Javier, este cordón montañoso se extiende de sur a norte y se puede gozar de una excelente vista del casco urbano de San Miguel de Tucumán. La escultura del Cristo Redentor fue realizada por el arquitecto Juan Carlos Iramain y se inaguró en 1942, corona el ascenso a la sierra de San Javier, a 1.000 msnm y es la puerta de entrada a la villa veraniega de San Javier. Sobre la Sierra de San Javier se encuentra Horco Molle, es una reserva de flora y fauna, abarca unas 70 hectáreas en las que se conservan ejemplares de fauna argentina como tapires, monos, yacarés, osos hormigueros y carpinchos.
Villa Nougués
En el tour por circuito chico otro punto de interés es Villa Nougués. Es el lugar de descanso por excelencia de los tucumanos. Fundado a fines del siglo XIX por Luis Nougués, gobernador y miembro de la familia propietaria del ingenio San Pablo. Esta villa cuenta con una antigua capilla construida con piedra baja (abundante en la zona), un club de golf y una hostería, todo enmarcado por la típica vegetación exuberante de la zona.
Ingenio San Pablo
El ingenio San Pablo es testimonio de la edad de oro de la industria azucarera en el noroeste argentino. Fundada por Juan Nougués en 1827, fue el motor de un emplazamiento urbano que llegó a superar los 10.000 habitantes, estación de ferrocarril, hospital, centro deportivo, escuela, biblioteca y muchas viviendas. Hoy el ingenio se encuentra inactivo.
Circuito Grande
La hermosa Sierra de San Javier, con su abundante fauna y agradable clima, esconde zonas residenciales como El Siambón y Raco, la herencia jesuítica de San José de Lules o el embalse El Cadillac, ideal para la pesca.
Embalse El Cadillac
Este tour se inicia en el embalse El Cadillac y su villa veraniega situada a 25 km al norte de San Miguel de Tucumán. Este espejo de agua de 11 km de largo debe su existencia al dique Celestino Gelsi, construido en 1960 para maximizar el aprovechamiento del curso del río Salí, el más caudaloso de la provincia de Tucumán. Sobre las colinas que lo rodean se ha desplegado una encantadora y pequeña villa, mientras que en sus costas existen numerosos balnearios y clubes naúticos. Es un lugar apto para la pesca de pejerreyes.
Raco
En el valle de Raco ubicado a 1.000 metros de altura la Sierra de San Javier logra su mayor esplendor. Entre sinuosas colinas se haya la zona residencial de Raco, cuyos orígenes se remontan al siglo XVII, constituidas por hermosas y antiguas casonas separadas entre sí por amplios parques. En una de ellas, San Pedro de Raco, se detuvo Marco Avellaneda, padre del ex presidente Nicolás Avellaneda y líder del levantamiento de la Liga del Norte en contra de Don Juan Manuel de Rosas.
El Siambón y su monasterio
Se trata de otra villa residencial de características similares a Raco. Rodeada de colinas, posee un microclima suave y agradable en verano, mientras que en invierno suele recibir nevadas que cubren las lomas, creando un hermoso espectáculo natural. En el Siambón existe un famoso club de golf, que se extiende sobre aproximadamente 100 hectáreas e incluye un resort de nivel internacional.
La abadía de Cristo Rey de El Siambón es un complejo de la orden benedictina que comenzó a construirse en 1955 y finalizó en 1959. Posee una pequeña iglesia, realizada en piedras obtenidas en el lecho del río Siambón, y un convento en el que alrededor de 15 monjes se dedican a la oración y al estudio religioso. En el interior del templo de austera ornamentación, se destacan las pinturas de un Cristo Rey y una Virgen con el Niño, obra del artista bonaerense Juan Ballester Peña. En la entrada del monasterio de El Siambón hay una tienda en la que se venden productos artesanales como miel de abejas y dulces de cayota, naranja, pomelo o membrillo.
Potrero de Las Tablas
La modesta iglesia del poblado domina el paisaje desde una colina a la derecha del camino, enmarcada por la presencia exuberante de la naturaleza en la sierra de San Javier. El final del pavimento, en las afueras de El Siambón, deja paso a caminos angostos de tierra colorada, ricos en minerales que se oxidan al contacto con el agua y el aire, tomando tonos rojizos. Avanzando por la ruta provincial 341 se observan bandadas de cotorras y áreas de coníferas, especialmente pinos, plantadas por el hombre para su explotación comercial. Un poco más, adelante, a 20 km del pueblo se halla la imponente planta de Papel del Tucumán.
Iglesia de San José de Lules
Uno de los legados históricos más importantes de Tucumán es este conjunto arquitectónico compuesto por una capilla y las ruinas de un antiguo claustro jesuítico. Las edificaciones funcionaron como cabecera de una extensa estancia, administrada por la Compañía de Jesús hasta su expulsión en 1767. Muchos historiadores afirman que fue allí donde se produjo azúcar por primera vez en la provincia. El templo, edificado por la orden benedictina, ha sido recientemente restaurado.
Ruinas de San José de Lules
A orillas del río Lules se encuentra el conjunto principal de lo que fue una extensa misión jesuítica fundada en 1670 y que pasó a la orden dominica en 1775. Creada para evangelizar a los indios Lules, la misión fue habitada por 15 monjes y más de 100 familias aborígenes, que según los historiadores procesaron azúcar por primera en tierra tucumana.
El templo dominico fue construido a fines del siglo XIX y posee una fachada de estilo neoclásico, coronada por dos grandes torres campanario. La iglesia original de los jesuitas, al igual que el convento y el área del colegio, se construyó utilizando cal y ladrillo. La iglesia comenzó a reconstruirse en 1998, a partir de antiguos documentos y fotos. El altar está dedicado a San José y es obra de los jesuitas y en su parte posterior hay un rompecabezas de piezas de madera. Los piletones del patio se usaban para curar con agua salada el cuero, con el que se hacían sandalias. En los terrenos de la estancia se cultivaba azúcar, maíz y chirimoya y se criaban bueyes y ovejas. En el convento, hoy en ruinas, estaban los dormitorios, el almacén, los talleres y el colegio donde los monjes educaban a los indios lules.
En la iglesia hay un museo que se llama Museo de la Misión que exhibe documentos históricos, planos de las edificaciones y restos de vasijas de los jesuitas.
El poder de los jesuitas y su expulsión
A partir de la creación del Obispado de Tucumán, en 1585, la orden se extendió por toda la región, creando extensas e importantes misiones. En 1767 el rey Carlos II de España expulsó a la orden de América y sus posesiones pasaron a otras órdenes o a manos privadas. Fue uno más de los grandes errores que cometió la corona española en todo América, que en vez de venir a colonizar estas tierras como ocurrió verdaderamente en la colonización inglesa en América del Norte, los españoles vinieron por el oro y la plata, destruyendo las importantes obras de los jesuitas y pulverizando a los indígenas. La pregunta es: ¿Porque el 12 de octubre se celebra? ¿Y encima como el Día de la Raza? No deberíamos hacer silencio ese día y pedir una oración por todos los muertos injustamente en lo que podríamos decir que fue una verdadera matanza y persecución. Esperamos que la historia muestre la verdad de los hechos.
Tafí del Valle y el Valle de Tafí: El Valle Sagrado
Enmarcada por el cerro El Pelado, el pueblo de Tafí del Valle es el punto de partida del recorrido a los valles sagrados. Entre cerros y cardones, los Valles Calchaquíes resguardaron grandes asentamientos prehispánicos, aún presentes en las ruinas de los indios Quilmes, el Parque de los Menhires y el Centro Cultural Pachamama. Los indios diaguitas llamaron al Valle de Tafí, situado al inicio de los Valles Calchaquíes, La Entrada Espléndida, por su belleza natural y su clima benigno.
En el Valle de Tafí además de su clima agradable, la belleza de sus cumbres y valles cercanos hay que sumar un importante legado histórico, en especial de los grupos aborígenes y de la época colonial. Tafí del Valle es un entorno de ensueño y una gran herencia aborigen, territorio de la cultura tafí y de otras civilizaciones siguientes. El pueblo tuvo su origen en el establecimiento de una estancia de la Compañía de Jesús, a inicios del siglo XVIII. Hasta 1943 fue un pequeño y aislado pueblo, pero el tendido del camino que lo conectó con San Miguel de Tucumán impulsó su desarrollo turístico.
El Valle Sagrado
El Valle de Tafí fue el espacio donde se desarrollaron parte de los primeros asentamientos poblacionales de esta región de Tucumán. Desde el 6000 AC hasta la entrada de los españoles, la zona cobijó distintas culturas, algunas de gran refinamiento y complejidad, de las que aún se conservan testimonios. Las fases culturales fueron:
Fase Cultural | Años |
---|---|
Primitiva | 6.000 AC |
Tafí I | 575 AC |
Tafí II | 335 AC |
Santamariana | 1.000 DC |
Inca | 1.480 DC |
Hispano Indígena | 1.530 DC |
Desde el año 6.000 antes de Cristo hasta el comienzo de la era cristiana, el valle fue el lugar de distintos y dispersos grupos de pobladores. Al comienzo se desarrollaron como cazadores y recolectores, para luego evolucionar en el conocimiento de la agricultura, sembrando papa y maíz o usando llamas para el pastoreo. A partir del 300 AC la población del valle comenzó a crecer y reunirse en pequeñas aldeas, comenzaba la etapa de la cultura tafí. Hábiles agricultores y alfareros, los tafíes vivían en casas semi-subterráneas de paredes de piedra y techos de madera y paja. En el museo de la estancia de La Banda se pueden observar recipientes que usaban para recoger agua de lluvia y tenían valor ritual, la conocida vasija ¨llorona¨tafí. Proveniente del valle de Santa María, en la actual provincia de Catamarca, aparece la Cultura Santamariana, que se extendió por buena parte de los Valles Calchaquíes. Poseían estructuras sociales y políticas más desarrolladas y eran adoradores del trueno y el Sol. Asociaban sus funerales con rituales para la invocación de la lluvia. Durante el siglo XV, el imperio Inca extendió su poder hasta el valle de Tafí, estableciendo allí sus límites australes. Durante este período, que finalizó con la conquista española, se desarrollaron redes viales que unían al valle con Cusco, la capital inca.
Estancia Jesuítica de La Banda
Fundada en 1718 por los padres de la Compañía de Jesús y declarada Monumento Histórico Nacional, conserva un interesante museo histórico y arqueológico. Después de 1767 las tierras de la estancia se lotearon y el edificio fue sucesivamente, propiedad de las tradicionales familias tucumanas Ruiz Huidobro y Frías Silva, hasta que en 1970 pasó a manos del estado provincial. El conjunto está compuesto por una capilla de origen jesuita y viviendas de estilo colonial, reunidas alrededor de un patio central con aljibe.
Otras estancias: Zabaleta, Las Carreras…
La Estancia Zabaleta fue fundada en 1776 en tierras que pertenecieron a la estancia jesuítica de La Banda, se especializa en la producción de quesos artesanales de leche de vaca y de oveja. Es un sitio ideal para presenciar el proceso de elaboración del queso y las tareas de campo. En la estancia se puede comprar quesos aromatizados con pimienta, orégano, paprika, pimentón y otras especias.
La Estancia Las Carreras fundada en 1779, también continúa con la antigua tradición del queso en el Valle de Tafí, que fue inaugurada por los jesuitas y continuada por las estancias que se establecieron en la zona luego de la expulsión de la orden religiosa.
El Mollar
Al igual que el resto del valle posee una suave temperatura en verano, lo cual, combinado con su cercanía a las aguas del embalse La Angostura, lo convierte en uno de los lugares más visitados de Tucumán en época estival. En febrero se realiza la Fiesta Nacional de la Verdura, celebración proveniente de un antiguo rito indígena en que se agradecía a la Madre Tierra por los frutos de la cosecha.
De Famaillá a los Menhires
Este recorrido comienza en Famaillá, capital provincial de la Empanada. El camino es sinuoso y asciende por la selva tucumana, un denso bosque subtropical, con parada obligada en el paraje El Indio.
El Paraje del Indio
Es el más importante de los paradores de descanso en el área de la selva. Cuenta con un imponente monumento dedicado a los indígenas de la región y un mercado donde se venden productos típicos y artesanías. El área que lo rodea está denominada por el curso de los pequeños arroyos que descienden de las cercanías y una profusa e impenetrable vegetación que comienza a tomar características propias del bosque de altura, con predominio de alisos y pinos de cerro. Algunos kilómetros más arriba, a partir del apeadero General Muñoz (lugar de acceso de los peatones al tren), la vegetación selvática comienza a menguar, hasta casi desaparecer en la entrada del valle.
La selva tucumana o selva de las yungas tucumano-boliviana
La selva se extiende desde Catamarca hasta Bolivia, integra un bioma de selva subtropical nublada, caracterizada por la presencia de una marcada estación seca, que transcurre entre mayo y septiembre y se equilibra con la humedad de neblinas causadas por la cercanía de nubes. En esta región abundan árboles como el horco molle, el laurel, el pino de cerro, la tipa, el lapacho y el jacarandá, así como una gran cantidad de helechos y plantas que crecen sobre los troncos hasta cubrirlos por completo.
Embalse La Angostura
A 1.800 metros de altura, los cerros ganan en aridez al llegar al espejo artificial de agua del embalse La Angostura, enmarcada por cerros color tierra, cerca del cual se alza el misterioso Parque de los Menhires, conjunto de monolitos realizados por culturas prehispánicas de la región. En el embalse abundan las truchas y pejerreyes, se encuentra a 97 km de la ciudad de San Miguel de Tucumán. El dique, ubicado al sudeste del espejo de agua, casi sobre la ruta 307, detiene el curso de los ríos Tafí y del Mollar, además de otros más pequeños, como el de la Puerta y Las Carreras. El agua liberada por el embalse da nacimiento al río de los Sosa, que desciende hacia el sur atravesando la selva hasta el pueblo de Monteros, lugar ideal para la práctica de deportes náuticos, la pesca y la navegación, se encuentra rodeado por las cumbres del Tafí, al este, el cerro Pelado, al oeste, y el cerro Ñuñorco, al sur. Ñuñorco en lengua quechua significa ¨pecho de la mujer¨.
El Parque de los Menhires
está ubicado sobre una pequeña colina a la derecha del embalse, el parque ofrece una conmovedora vista del valle de Tafí. De todas formas, su mayor atractivo son los 129 dólmenes que exhibe, realizados por las poblaciones aborígenes del valle. Varias de ellas presentan grabados en bajorrelieve con motivos antropomorfos y zoomorfos, de una antigüedad aproximada de 2.500 años, pertenecieron a la cultura tafí. El parque fue establecido en la década de 1980 agrupando piedras de granito encontradas en todo el valle y en la colina que lo alberga también se hallaron fragmentos de esqueletos humanos y utensilios.
Ruinas de los Indios Quilmes
Se trata de una maravilla arqueológica que testimonia el alto grado de complejidad y riqueza cultural alcanzado por el pueblo indígena de los Quilmes. Las ruinas corresponden a lo que fue una amplia ciudadela escalonada desplegada sobre la cara este del cerro Alto del Rey, con dos amplias fortalezas custodiándola al norte y al sur, que funcionaban como la defensa de la ciudadela. Desde allí lanzaban piedras, flechas y boleadoras contra sus agresores. Según los arqueólogos, los primeros asentamientos datan del siglo IX y alcanzaron su mayor esplendor a la llegada de los españoles, en el siglo XVII. Luego de muchos años de resistencia, casi un siglo soportando los intentos de conquista española, los Quilmes fueron sometidos en 1664 y trasladados, en un triste calvario, obligados a viajar a pie, cerca de Buenos Aires. Esto habla claramente de cómo los españoles en vez de colonizar, hicieron todo lo contrario, arrasaban con todo lo que se le ponía en su camino, con matanzas y exterminios.
Las Ruinas de los Indios Quilmes son un verdadero testimonio de uno de los más importantes asentamientos indígenas de Argentina, constituyen el mayor atractivo del noroeste tucumano. Es una fortaleza inexpugnable, ya que se encuentra encerrada en la falda del cerro, la ciudadela de los Quilmes resistió al asedio de los españoles. Eran excelentes agricultores, pastores y alfareros, los Quilmes fueron integrados al Imperio Inca en 1480. Se les impuso el uso de la lengua quechua en detrimento del kakan, hablado en los Valles Calchaquíes.
La metrópoli calchaquí
En el momento de su máximo esplendor, promediando el siglo XVII, esta ciudadela de los pobladores originales de la región albergó a casi 3.000 habitantes, mientras que otros 10.000 más moraban en su área de influencia. Las viviendas eran semi subterráneas, de anchas paredes de piedra y techos de paja. Las paredes exteriores se utilizaban también como calzadas para desplazarse a pié por la estructura escalonada de la ciudadela. En distintos puntos de la ciudadela se encuentran morteros tallados en roca de la montaña que se utilizaban en forma comunitaria. Las unidades habitacionales de la ciudadela contaban con espacios rectangulares destinados a depósitos o espacios de trabajo y recintos circulares donde reposaban las familias o se realizaba la molienda.
Hay un museo antropológico de las ruinas que se encuentra a la entrada del complejo que conserva importantes piezas encontradas en la ciudadela.
Centro Cultural Pachamama
Fue inaugurado en 1997, es un espacio fascinante y único en la provincia que rinde culto al panteón de divinidades indígenas de los Valles Calchaquíes. Realizado con piedra de la zona, es uno de los grandes atractivos de toda la región. También llamada Casa de Piedra, es una edificación con carácter de obra de arte, realizada por el artista de origen indígena Héctor Cruz.
El centro se desarrolló de forma artesanal, sin plantas arquitectónicas, es un museo que está consagrado a recuperar deidades del panteón de las culturas calchaquíes, principalmente la Pachamama (Madre Tierra), pero también de Inti (Dios del Sol), Quilla (Diosa Luna). En la construcción del centro se usaron millones de piedras de la región: lajas, cuarzo, granito y rocas volcánicas.
Reformulaciones plásticas de estas imágenes sagradas se multiplican por todo el centro en forma de portones, fuentes de agua y murales de piedras multicolores, un ejemplo es la representación plástica del rostro sagrado de la Pachamama en forma de fuente. A la derecha, hay una pileta en forma de batracio, que es un símbolo de la lluvia y el agua. La mesa de los caciques cuenta con 12 sillas: es una alusión a la unión de los jefes de los distintos pueblos de los Valles Calchaquíes. En las paredes hay motivos de llamas, ñandúes y águilas. Los portones hechos con chapas y hierro forjado representan de forma abstracta, a tres chamanes o brujos. Se encuentran sobre la ruta provincial 307.
Amaicha del Valle y la Fiesta de la Pachamama
Durante el mes de febrero, se festeja en Amaicha del Valle la Fiesta de la Pachamama, una fantástica celebración de raíz indígena en la que se pide por lluvias y buenas cosechas entre ritos primitivos y gastronomía típica. Vestidos típicos, música, danzas, rituales y competencias forman la fiesta.
A 2.000 metros sobre el nivel del mar, se encuentra Amaicha del Valle, pueblo rodeado por las sierras Quilmes y las cumbres calchaquíes, que conserva viva buena parte de la historia de la región. La mayoría de sus habitantes desciende de aborígenes calchaquíes, a quienes los conquistadores españoles otorgaron estas tierras en 1716, en un hecho único en el noroeste argentino.
En Amaicha del Valle rigen aún sistemas informales de gobierno prehispánicos y se mantienen tradiciones de la cultura diaguita.
Excursiones a Tucumán
Índice de excursiones
- Conociendo San Miguel de Tucumán: San Javier & Villa Nougués
- El Cadillal, Raco, El Siambón, San Javier & Villa Nougués
- Tafí del Valle
- Ruinas Arqueológicas de los Indios Quilmes
- Tafí del Valle, Ruinas de los Indios Quilmes & Cafayate
- Feria de Simoca, las Ruinas Jesuíticas de Lules & San Pedro de Colalao
- San Javier & Villa Nougues - San Pedro de Colalao
Conociendo San Miguel de Tucumán: San Javier & Villa Nougués
Comenzaremos visitando el centro histórico y sus alrededores, con lugares llenos de historia que se reflejan en sus edificios y construcciones. La Plaza Independencia es nuestro punto de partida, para dirigirnos a la Casa de Gobierno y todas las casas históricas que la rodean.
Luego, iremos hacia la Catedral, la Iglesia y el Convento de San Francisco, monumento nacional por las reliquias que conserva, como la primera bandera nacional enarbolada en Tucumán en 1814, entre otras; la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced de estilo neoclásico con un interior simple, el Museo Histórico Provincial Nicolás Avellaneda, que resulta ser la casa donde él vivió así como también otros personajes políticos del siglo XIX, la Iglesia y Convento de Santo Domingo, entre otros edificios y casas representativas. Una vez finalizado nuestro recorrido por el casco histórico de la ciudad tucumana, continuaremos hacia el Parque 9 de Julio, diseñado por Carlos Thays, paisajista francés, que cuenta con un bellísimo reloj hecho de flores, colorido y caminos para pasear entre árboles.
Luego, iremos al Museo de la Industria Azucarera "Casa del Obispo Colombres", que nos enseñará la historia de la industria del azúcar en la provincia desde sus inicios artesanales. Seguimos hacia la zona más distinguida de la ciudad de Tucumán, Plaza Urquiza que se destaca por sus senderos y los espacios que utiliza la gente para patinar o andar en bicicleta y que es un espacio verde para descansar, con un estilo francés a su alrededor; el Teatro San Martín, la Legislatura y el Casino. Plaza Alberdi, otro espacio verde con su césped y bancos bien conservados, la cual queda frente a la Estación Terminal del Ferrocarril General Mitre que será nuestro último punto del recorrido.
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El Cadillal, Raco, El Siambón, San Javier & Villa Nougués
Desayuno en el Hotel. Saldremos desde la capital de Tucumán para realizar el Circuito Grande, pasando por localidades representativas de la provincia, yendo por Ruta Nacional 9 hasta ingresar a Tafí Viejo. Nos desviaremos en el Km 20 para visitar el Dique Celestino Gelsi, ubicado en la localidad de El Cadillal, y su villa veraniega. Accederemos a este lago de gran belleza que abarca 1400 hectáreas, donde nos veremos rodeados de montañas, signo de las últimas elevaciones de la Sierra de Medina, ideal para practicar deportes de aventura, como kayak, ski acuático, buceo, entre otras, como trekking por los senderos en la selva y para refrescarse durante los meses de calor.
Continuamos hacia las villas de Raco y El Siambón, la primera localizada a 48 km de la ciudad tucumana, cuyo origen data del siglo XVII, pequeña ciudad pintoresca que es atravesada por el Río Raco, y que cuenta con un club para hacer diversas actividades. A los pocos kilómetros, nos encontramos con El Siambón, otra hermosa localidad marcada por sus suaves relieves serranos verdes en armonía con el azul del cielo y sus lindas casas, aquí se encuentra el Monasterio de los Monjes Benedictinos, construido en 1955.
Luego de hacer una visita por estas localidades, nos dirigiremos hacia la villa de San Javier, poblado ubicado a 1150 metros sobre el nivel del mar, que encierra un lugar de relax en medio de la naturaleza, como en el Parque Sierra de San Javier, donde se pueden practicar actividades como parapente, trekking, cabalgatas, entre otras. Podremos apreciar, antes de llegar al Parque, una zona de residencias hermosas. Luego, visitaremos el Cerro San Javier, donde podremos tener una vista hermosa de los alrededores y el Cristo Bendicente, con una altura de 28 metros de altura. Seguiremos hasta Villa Nogués, una localidad también pintoresca por encontrarse en medio de valles y zonas de yungas selváticas que enmarcan esta hermosa región. Luego, regresaremos para San Miguel de Tucumán.
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Tafí del Valle
Visitaremos el lugar estival por excelencia de Tucumán. Conviven los restos de una de las más antiguas culturas precolombinas de la región. Saldremos de San Miguel de Tucumán en direcciónl sur. Antes de llegar a Tafi del Valle, conoceremos las Ruinas Jesuíticas de San José Lules, que datan de 1670 siendo el sitio de los jesuitas hasta que éstos fueron echados un siglo después. En el trayecto dejaremos la localidad de Famaillá, lugar donde se celebra Fiesta Nacional de la Empanada.
Continuando nuestro viaje pasaremos por Acheral y Santa Lucía, ascendiendo por la cuesta entre cultivos de citrus y caña de azúcar. Cerca de la Quebrada de Los Sosa comienza el camino de cornisa e impone su vasta presencia la vegetación clásica de la selva tucumana. Observaremos parajes como El Indio, Fin del Mundo, La Heladera. Durante el ascenso la vegetación muda de escenografía, no entraremos árboles de buen porte y empezaremos a frecuentar otras especies arboreas, como los alisos, sauces y pinos.
Una vez llegado al Dique La Angostura, puerta de ingreso al valle. Serán 38 Km. recorriendo el valle, comenzando por Tafi del Valle, y luego por La Banda, El Churqui, San Isidro, Rodeo Grande, Campo Carreras, La Quesería, El Rincón, Potrerillos, El Mollar y La Angostura. No podemos dejar de conocer la Capilla Jesuítica de La Banda que contiene un interesante museo de arqueología y de arte sacro. Finalmente descubriremos como se elaboran los quesos artesanales en una estancia típica de Tucumán, antes de emprender el regreso.
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Ruinas Arqueológicas de los Indios Quilmes
Atravesando el Abra y yendo hacia Ampimpa, podremos observar cardones a nuestros costados, un balcón natural del Valle de Yocavil o Santa María, desde donde podremos observar el pueblo de Amaicha del Valle, a pocos kilómetros. En ésta última, habita la única comunidad indígena del noroeste, la cultura diaguita, fabricantes de pieza únicas y localidad famosa por sus exquisitos vinos pateros, alfajores, turrones y quesillos. Además, podremos visitar y explorar los asentamientos precolombinos de Fuerte Quemado, el Pucará de Loma Rica, restos muy bien conservados de este pueblo, con muros de rodados, con morteros hechos de barro y relleno de ripio, allí se pueden encontrar diversos elementos que ellos utilizaban como Urnas San José y Santa María, Paya Policromo e Incaico, objetos de hueso y piedra.
También el Pucará de Los Cardones, otro sitio arqueológico que aun se conserva naturalmente, donde pasearemos por senderos, ríos, quebradas, el dique, entre otros atractivos que conoceremos. Cruzando el Río Yocavil, entraremos a las Ruinas de los Quilmes, los restos del mayor asentamiento precolombino de la Argentina, el nombre se debe a que, cuando fueron derrotados por los españoles, fueron obligados a recorrer miles de kilómetros hasta llegar a Buenos Aires, a la localidad que ahora lleva su nombre. Haremos una visita al museo y a continuación, la fortaleza construida por esta comunidad. Pasaremos por El Bañado, Colalao del Valle. Continuamos por el pueblo de Tolombón para ingresar a Cafayate. Podremos ir observando, a medida que avanzamos, que pasamos de paisajes áridos a campos de viñedos, ya nos encontramos en tierras cafayateñas. Dormiremos en Cafayate. Si desea ver otras opciones de excursiones en Tucumán, haga click acá: Tours en Tucumán.
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Tafí del Valle, Ruinas de los Indios Quilmes & Cafayate
Nos prepararemos para comenzar esta excursión que nos llevará a recorrer Tafí del Valle, las Ruinas de los Aborígenes Quilmes y por último, llegaremos a Cafayate. Nos dirigiremos por la ruta nacional 38 para visitar, como primer punto, las Ruinas Jesuíticas de San José de Lules, conformado por una capilla y un convento fundados por los jesuitas en el año 1670. Seguiremos nuestro recorrido, pasando por Famaillá, Acheral y Santa Lucía que es el camino que nos lleva para Tafí del Valle, y durante el cual podremos ir observando los campos de cultivo de caña de azúcar, citrus y otros frutos.
Ya a los pocos kilómetros, estaremos ingresando a la Quebrada de Los Sosa, viajaremos por el camino de cornisa, que nos ofrece una visión espectacular de la vegetación selvática tucumana y durante el mismo, pasaremos por parajes como el Indio, Fin del Mundo y la Heladera, que atraen por sus geoformas curiosas. Continuamos ascendiendo y a medida que lo hacemos, notaremos el cambio de paisaje, ya comienza a aparecer una vegetación más baja, entre sauces, pinos y alisos que dan un toque especial y hermoso al cuadro de cerros verdes, cruzando arroyos en un cielo celeste admirable. Nos preparamos ya para ingresar al valle, ofreciéndonos una postal verde inmensa frente a nosotros, para dirigirnos a El Mollar, una villa turística de la provincia tucumana, que fue un asentamiento arqueológico muy importante, donde se han descubierto, en el siglo XX, las ruinas de una antigua civilización que data de 300 años a.C.
Estaremos rodeados de naturaleza pura, con permanentes paisajes verdes; seguiremos para observar el Dique La Angostura, un espejo de agua magnífico, un sitio ideal para la práctica de deportes acuáticos y de aventura. Veremos ante nosotros el "pueblo de entrada espléndida", como lo llamaran los diaguitas, una comunidad aborigen que habitó estas tierras cientos de años atrás, que es lo que significa "Tafí". Allí, visitaremos la Iglesia Jesuítica de La Banda, una reliquia colonial sencilla que data de principios del siglo XVIII.
De allí, seguiremos hacia Abra del Infiernillo, un solitario camino entre el valle de Tafí y los valles calchaquíes, donde podremos observar animales como llamas y ovejas, y que también es hábitat de algunos animales en peligro de extinción como gato andino y la taruca. Atravesando el Abra y yendo hacia Ampimpa, podremos observar cardones a nuestros costados, un balcón natural del Valle de Yocavil o Santa María, desde donde podremos avistar el pueblo de Amaicha del Valle, a pocos kilómetros. En ésta última, habita la única comunidad indígena del noroeste, la cultura diaguita, fabricantes de pieza únicas y localidad famosa por sus exquisitos vinos pateros, alfajores, turrones y quesillos.
Cruzando el Río Yocavil, entraremos a las Ruinas de los Quilmes, los restos del mayor asentamiento precolombino de la Argentina, el nombre se debe a que, cuando fueron derrotados por los españoles, fueron obligados a recorrer miles de kilómetros hasta llegar a Buenos Aires, a la localidad que ahora lleva su nombre. Haremos una visita al museo y a continuación, la fortaleza construida por esta comunidad. Pasaremos por El Bañado, Colalao del Valle. Continuamos por el pueblo de Tolombón para ingresar a Cafayate. Podremos ir observando, a medida que avanzamos, que pasamos de paisajes áridos a campos de viñedos, ya nos encontramos en tierras cafayateñas. Dormiremos en Cafayate. Si desea ver otras opciones de excursiones en Tucumán, haga click acá: Tours en Tucumán.
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Feria de Simoca, las Ruinas Jesuíticas de Lules & San Pedro de Colalao
Desayuno en el hotel. Todos los sábados salimos al amanecer desde San Miguel de Tucumán para ir a la conocida Feria de Simoca, la gente va llegando de distintos pueblos cercanos en caravanas de sulkys y carros, a comprar, vender, intercambiar trabajos o sólamente para disfrutar del espectáculo que es la feria en sí, cerca del mediodía se prueba la gastronomia típica de la zona. Luego vamos hacia las Ruinas de San José de Lules.
Por la tarde vamos por los caminos rodeados de plantaciones citrícolas con el objetivo de ir a conocer a San Pedro de Colalao para disfrutar de sus sitios arqueologicos, senderos ideales para realizar extensas caminatas y disfrutar de actividades de turismo aventura. En San Pedro de Colalo se puede visitar la parroquia de la villa, el casco viejo, la plaza Leocadio Paz, la gruta de la Virgen de Lourdes y la reserva fitozoologica.
En las proximidades se establecieron en otros tiempos de la antigua Cultura La Candelaria; San Pedro de Colalao debe su nombre de la época prehispánica, parcialidad pazioca denominada colalao (la desinencia ao, en lule, significa pueblo, kolal, significa jefe o autoridad principal). Durante el siglo XVII se funda la encomienda española San Pedro de Colalao y para fines del siglo XIX empiezan a edificarse las primeras casas de los criollos tucumanos. El pueblo está muy próximo a los Valles Calchaquíes, sobre la Quebrada del río Tipas, sus casas son de afines del siglo XIX y sus calles presentan árboles con moreras y tarcos y sus habitantes la gran mayoría son gauchos criollos.
Nota: La Feria de Simoca funciona los días sábados, el resto de los días vamos a visitar las Ruínas Jesuíticas de San José de Lules y a San Pedro de Colalao.
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San Javier & Villa Nougues - San Pedro de Colalao
Desayuno en el hotel. Haremos un paseo para descubrir los cerros tucumanos, visitando el barrio residencial más bonito y poder observar un primer bosquejo de la selva tucumana. Dejamos el centro de San Miguel de Tucumán pasando por el Parque Nicolás Avellaneda, que cubre una superficie cuatro cuadras cubiertas de una hermosa arboleda, luego nuestra mirada no puede dejar de ver el Parque Guillermina o Parque Batalla de Tucumán. Cuando nos acercamos a la intersección con el Camino del Perú se erige el Cristo que señala el comienzo del municipio de Yerba Buena.
El paisaje va mudandose hacia el oeste, comenzando a ascender por la zona El Corte, por un sendero de cornisa rodeado de abundante vegetación hasta llegar a los 1.200 m.s.n.m para detenernos en el mirador y el Cristo Redentor, obra del artista plástico Juan Carlos Iramaín. Seguiremos nuestro recorrido para internarnos en la pintoresca Villa Nougués, cuyo origen data cerca de 1899. En el regreso volveremos a bajar por el camino de cornisa con unas visuales que deleitan y dejan perplejo a más de uno.
Por la tarde vamos por los caminos rodeados de plantaciones citrícolas con el objetivo de ir a conocer a San Pedro de Colalao para disfrutar de sus sitios arqueologicos, senderos ideales para realizar extensas caminatas y disfrutar de actividades de turismo aventura. En San Pedro de Colalao se puede visitar la parroquia de la villa, el casco viejo, la plaza Leocadio Paz, la gruta de la Virgen de Lourdes y la reserva fitozoologica. En las proximidades se establecieron en otros tiempos de la antigua Cultura La Candelaria; San Pedro de Colalao debe su nombre de la época prehispánica, parcialidad pazioca denominada colalao (la desinencia ao, en lule, significa pueblo, kolal, significa jefe o autoridad principal).
Durante el siglo XVII se funda la encomienda española San Pedro de Colalao y para fines del siglo XIX empiezan a edificarse las primeras casas de los criollos tucumanos. El pueblo está muy próximo a los Valles Calchaquíes, sobre la Quebrada del río Tipas, sus casas son de afines del siglo XIX y sus calles presentan árboles con moreras y tarcos y sus habitantes la gran mayoría son gauchos criollos.